SOLAR, FERNANDO DEL
Fernando tenía un trabajo estable y ascendente que lo había llevado a ser una figura estelar. Era también la pareja sentimental de una famosa y atractiva conductora, con quien recién se había casado y que le había dado los mejores regalos de su vida: sus dos pequeños hijos, Luciano y Paolo. De golpe, todo comenzó a transformarse. Lloró, se enojó, culpó a diestra y siniestra, puso mucha resistencia, se alejó y se abandonó en una tristeza profunda. A finales de diciembre de 2015, Fernando experimentó su mayor temor: la muerte. Tras una cirugía para controlar su tercera y peor crisis médica fue inducido al coma. Sugirieron a su madre desconectarlo; sin embargo, se negó. Minutos antes ella había recibido al guía de su grupo de Cábala que le indicó: "A partir de este momento no crea en todo lo que ve, ni crea en todo lo que escuche. Crea en Dios, Él tiene la última palabra". Entre cinco y siete días fue el plazo que pidió Rosa al hospital para mantener con vida artificial a su hijo. El 31 de diciembre Fernando despertó.