R. L. STINE
Robby y su hermana Karla les ruegan a sus padres que los lleven a una gran feria que se ha inaugurado al otro lado de la ciudad. Al llegar, los dos niños quedan encantados con las atracciones, el espectáculo secundario, las interesantes exhibiciones y los estupendos puestos de comida.
Al alejarse de sus padres se encuentran en una zona menos transitada al fondo de la feria. Dentro de un amplio espacio acotado, ven a un niño de aspecto abatido, más o menos de su edad, sentado en el césped y un cartel en la alta valla metálica dice: POR FAVOR, NO ALIMENTEN AL BICHO RARO.
Los niños se resisten a desobedecer el cartel, pero el niño parece muy amable. Así que Karla le entrega su helado a través de la valla. Él le agradece con mucha educación. Come el helado, primero con delicadeza, luego con voracidad y ruidosamente, y mientras Robby y Karla lo miran con horror, se transforma en una bestia furiosa y peluda.